Quiero bajar al pozo,
quiero subir los muros de Granada
para mirar el corazón pasado
por el punzón oscuro de las aguas.
El niño herido gemía
con una corona de escarcha.
Estanques, aljibes y fuentes
levantaban al aire sus espadas.
¡Ay qué furia de amor! ¡Qué hiriente filo!
¡Qué nocturno rumor! ¡Qué muerte blanca!,
¡Qué desiertos de luz iban hundiendo
los arenales de la madrugada!
El niño estaba solo
con la ciudad dormida en la garganta.
Un surtidor que viene de los sueños
lo defiende del hambre de las algas.
El niño y su agonía, frente a frente
eran dos verdes lluvias enlazadas.
El niño se tendía por la tierra
y su agonía se curvaba.
Quiero bajar al pozo,
quiero morir mi muerte a bocanadas
quiero llenar mi corazón de musgo
para ver al herido por el agua.
Tema
La fuerza dañina del agua de Granada.
Versos 1-4
Quiero bajar al pozo,
quiero subir los muros de Granada
para mirar el corazón pasado
por el punzón oscuro de las aguas.
El agua de Granada es fuerza en movimiento, se debe domar con sabiduría árabe. Es un agua que no ahoga, sino que hiere.
La forma del agua, por tanto, es la de un punzón, un arma blanca que puede producir una agonía antes de dar muerte.
Versos 5-6
El niño herido gemía
con una corona de escarcha.
Un niño ha caído en un pozo y ha sido herido por el agua.
Versos 7-12
Estanques, aljibes y fuentes
levantaban al aire sus espadas.
¡Ay qué furia de amor! ¡Qué hiriente filo!
¡Qué nocturno rumor! ¡Qué muerte blanca!,
¡Qué desiertos de luz iban hundiendo
los arenales de la madrugada!
Los estanques, aljibes y fuentes de Granada presentan un aspecto amenazador, que pueden atacar incluso al más débil y desprevenido.
Versos 13-14
El niño estaba solo
con la ciudad dormida en la garganta.
El niño ha caído al pozo de noche, cuando todos en la ciudad duermen.
Versos 15-20
Un surtidor que viene de los sueños
lo defiende del hambre de las algas.
El niño y su agonía, frente a frente
eran dos verdes lluvias enlazadas.
El niño se tendía por la tierra
y su agonía se curvaba.
Solo el agua puede salvar al niño de la agonía frente a las plantas acuáticas: dejándolo inconsciente.
Versos 21-24
Quiero bajar al pozo,
quiero morir mi muerte a bocanadas
quiero llenar mi corazón de musgo
para ver al herido por el agua.
Ante el grito del niño, el poeta se siente perturbado, sube a los muros y baja a los pozos para intentar salvarlo.
Pero el esfuerzo será infructuoso, y solo revelará las ansias de morir del poeta.
Interpretación
Las fuentes de agua de Granada son peligrosas, y no son pocos los inocentes que en ellas mueren. Este dolor de la muerte de los niños hace querer morir a su vez al poeta, que siente el dolor en sí mismo.