III. Casida de los ramos

Por las arboledas del Tamarit
han venido los perros de plomo
a esperar que se caigan los ramos
a esperar que se quiebren ellos solos.

El Tamarit tiene un manzano
con una manzana de sollozos.
Un ruiseñor apaga los suspiros
y un faisán los ahuyenta por el polvo.

Pero los ramos son alegres,
los ramos son como nosotros.
no piensan en la lluvia y se han dormido
como si fueran árboles, de pronto.

Sentados con el agua en las rodillas
dos valles esperaban al Otoño.
La penumbra con paso de elefante
empujaba las ramas y los troncos.

Por las arboledas de Tamarit
hay muchos niños de velado rostro
a esperar que se caigan mis ramos
a esperar que se quiebren ellos solos.

Tema

El estado afectivo propio se nutre del estado afectivo del entorno que nos rodea.

Versos 1-4

Por las arboledas del Tamarit
han venido los perros de plomo
a esperar que se caigan los ramos
a esperar que se quiebren ellos solos.

El poeta vive los últimos días del verano en la huerta del Tamarit antes de las lluvias torrenciales y del fuerte viento que traerá el otoño. Estos presagios oscuros se materializan en unos «perros de plomo».

Versos 5-6

El Tamarit tiene un manzano
con una manzana de sollozos.

Una de las manzanas de la huerta, símbolo del amor, realmente encierra dentro de sí un futuro de sollozos.

Versos 7-8

Un ruiseñor apaga los suspiros
y un faisán los ahuyenta por el polvo.

El ruiseñor, ave del amor, reúne los suspiros de los enamorados para perpetuarlos, pero el faisán, ave del desdén vanidoso, los relega al olvido.

Versos 9-12

Pero los ramos son alegres,
los ramos son como nosotros.
no piensan en la lluvia y se han dormido
como si fueran árboles, de pronto.

Los ramos, alegres como el poeta, se han dormido, ignorando su fragilidad, como si fuesen suficientemente fuertes como para aguantar la embestida del otoño, como lo son los árboles.

Versos 13-14

Sentados con el agua en las rodillas
dos valles esperaban al Otoño.

Los valles, en cambio, presagiando los aguaceros, ya se han preparado para recibir el mal tiempo.

Versos 15-16

La penumbra con paso de elefante
empujaba las ramas y los troncos.

El elefante anuncia el avance arrollador de las sombras a la caída del sol.

Versos 17-20

Por las arboledas de Tamarit
hay muchos niños de velado rostro
a esperar que se caigan mis ramos
a esperar que se quiebren ellos solos.

Al final del poema, ya no es la indefensión de los ramos lo que atrae las miradas de los seres hostiles (niños y perros) que andan al acecho. La debilidad que los atrae es la del propio poeta: la amenaza que se cierne sobre la fragilidad del mundo se ha trasladado a su ser.

Interpretación

Las estaciones, con sus cambios de tiempo, anuncian el final de épocas que han podido ser bellas. La llegada del otoño, por ejemplo, supone la muerte de las esperanzas que nos había traído la primavera y que había consolidado el verano.

El tiempo del mundo que nos rodea nos atañe también a nosotros, pues define nuestros sentimientos.