Verte desnuda es recordar la Tierra.
La Tierra lisa, limpia de caballos.
La Tierra sin un junco, forma pura
cerrada al porvenir: confín de plata.
Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.
La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espadas fulgurantes
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.
Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.
Tema
La mujer como encarnación de la existencia, del ciclo de la vida.
Versos 1-4
Verte desnuda es recordar la Tierra.
La Tierra lisa, limpia de caballos.
La Tierra sin un junco, forma pura
cerrada al porvenir: confín de plata.
El cuerpo tendido de la mujer recuerda la forma de la superficie terrestre, «forma pura» sin accidentes: sin que la vertical de caballos o juncos rompa su horizontalidad. Esta «forma pura» es calma, tranquilidad, serenidad.
Pero esta serenidad viene determinada porque el cuerpo de la mujer, visto así, se encuentra fuera del tiempo («cerrada al porvenir»).
Versos 5-8
Verte desnuda es comprender el ansia
de la lluvia que busca débil talle
o la fiebre del mar de inmenso rostro
sin encontrar la luz de su mejilla.
La contemplación del cuerpo desnudo de la mujer tiene la capacidad de despertar pasiones viriles: «ansia de la lluvia», «fiebre del mar», que no es ruborosa (no despierta la «luz de su mejilla»).
Versos 9-12
La sangre sonará por las alcobas
y vendrá con espadas fulgurantes
pero tú no sabrás dónde se ocultan
el corazón de sapo o la violeta.
La sangre (de la menstruación, de la desvirgación y del parto), evocada por la pasión sexual, introduce en la alcoba de la mujer, remanso de paz, un elemento dramático y amenazador, que «suena» y blande «espadas fulgurantes».
Todo ello, a pesar de que la mujer desconozca el trágico destino de todo lo frágil y diminuto («el corazón del sapo o la violeta»).
Versos 13-16
Tu vientre es una lucha de raíces,
tus labios son un alba sin contorno,
bajo las rosas tibias de la cama
los muertos gimen esperando turno.
La sangre de la mujer en el parto («vientre de raíces»), la menstruación («alba sin contorno») y la desvirgación («las rosas tibias de la cama») la sitúa dentro del tiempo. El tiempo evoca la temporalidad de la mujer y su muerte («los muertos gimen esperando turno»).
Interpretación
El cuerpo desnudo de la mujer, fuera del tiempo, sin pasado ni futuro, es un remanso de paz, un lugar sereno. Sin embargo, cuando se erotiza ese cuerpo y se introduce en el tiempo mediante la sangre, la mujer aparece como una encarnación de la existencia: vida y muerte se encuentran estrechamente unidos en su cuerpo.