Yo quiero que el agua se quede sin cauce.
Yo quiero que el viento se quede sin valles.
Quiero que la noche se quede sin ojos
y mi corazón sin la flor del oro.
Que los bueyes hablen con las grandes hojas
y que la lombriz se muera de sombra.
Que brillen los dientes de la calavera
y los amarillos inunden la seda.
Puedo ver el duelo de la noche herida
luchando enroscada con el mediodía.
Resisto un ocaso de verde veneno
y los arcos rotos donde sufre el tiempo.
Pero no me enseñes tu limpio desnudo
como un negro cactus abierto en los juncos.
Déjame en un ansia de planetas,
¡pero no me enseñes tu cintura fresca!
Tema
Temor del amante ante el desnudo de la persona amada.
Versos 1-8
Yo quiero que el agua se quede sin cauce.
Yo quiero que el viento se quede sin valles.
Quiero que la noche se quede sin ojos
y mi corazón sin la flor del oro.
Que los bueyes hablen con las grandes hojas
y que la lombriz se muera de sombra.
Que brillen los dientes de la calavera
y los amarillos inunden la seda.
El desnudo de la persona amada (la cintura joven, «fresca») genera una angustia terrible en el amante. El poeta imagina catástrofes que preferiría contemplar o vivir antes que ver este desnudo de la persona amada, que tanto lo atemoriza:
Verso 1: inundaciones (el agua no tiene suficiente cauce por el que discurrir).
Verso 2: el viento no tiene valles por los que soplar.
Verso 3: el firmamento se queda sin estrellas («sin ojos»).
Verso 4: el corazón humano pierde su nobleza («flor del oro»).
Verso 5: animales que dialogan —y renuncian— con lo que necesitan para alimentarse y sobrevivir («bueyes» hablando con «hojas»).
Verso 6: animales que mueren a causa del entorno que les es preciso para vivir («lombriz» muere en la «sombra»).
Verso 7: ver muertos brillando («dientes de la calavera»).
Verso 8: los gusanos («los amarillos») se adueñan del producto que se obtiene de ellos.
Versos 9-12
Puedo ver el duelo de la noche herida
luchando enroscada con el mediodía.
Resisto un ocaso de verde veneno
y los arcos rotos donde sufre el tiempo.
Hay, además, tragedias reales que el poeta soporta ver y que lo aterrorizan menos que ver desnuda a la persona amada:
Versos 9-10: el amanecer («duelo de la noche herida» luchando contra «el mediodía»).
Verso 11: el crepúsculo (que mata al día lentamente, con «verde veneno»).
Verso 12: las muertes individuales, entendida como la ruptura del equilibrio entre vida y muerte («los arcos rotos»).
Versos 13-16
Pero no me enseñes tu limpio desnudo
como un negro cactus abierto en los juncos.
Déjame en un ansia de planetas,
¡pero no me enseñes tu cintura fresca!
Por último, el poeta explica los sentimientos que le produce el desnudo de la persona amada:
Versos 13-14: el desnudo de la persona amada se percibe como algo sufriente («negro»), que puede doler igual que las espinas de un «cactus».
Versos 15-16: el poeta prefiere seguir viviendo en la solitaria ansia por la parte del cuerpo humano que más le atrae, las nalgas, («ansia de planetas»), antes que ver el desnudo de la mujer amada.
Interpretación
A veces anhelamos tanto a alguien, amamos tanto a una persona, que su sola presencia nos inquieta, tal vez por el temor a no estar a la altura.
Si la mera presencia ya genera tal ansiedad, llegar a la intimidad de esa persona, en su desnudez, y tener que satisfacerla sexualmente, puede generar una sensación de angustia y, paradójicamente, de rechazo de la persona que amamos.