La noche no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.
Pero yo iré
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.
El día no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.
Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.
Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.
Tema
Desesperación de los amantes que comprenden que morirán el uno a causa de la ausencia del otro.
Versos 1-7
La noche no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.
Pero yo iré
aunque un sol de alacranes me coma la sien.
Pero tú vendrás
con la lengua quemada por la lluvia de sal.
Se produce un encuentro diurno («la noche no quiere venir»).
Los amantes se disponen a enfrentarse a lo que tiene de terrible el día:
- El calor abrasador («sol de alacranes» que come la «sien»).
- La sequedad esterilizadora que quema la lengua («lluvia de sal»).
Versos 8-14
El día no quiere venir
para que tú no vengas
ni yo pueda ir.
Pero yo iré
entregando a los sapos mi mordido clavel.
Pero tú vendrás
por las turbias cloacas de la oscuridad.
El encuentro es nocturno en este caso («el día no quiere venir»). Igual que el día, la noche también es terrible:
- Tiene animales repugnantes («sapos») a los que el poeta está dispuesto a entregar su corazón («mordido clavel»).
- Es un reino de aguas hediondas («turbias cloacas de la oscuridad»).
Versos 15-17
Ni la noche ni el día quieren venir
para que por ti muera
y tú mueras por mí.
No hay momento idóneo para el encuentro de los amantes, que mueren a causa de la ausencia del otro.
Interpretación
El amor y la vida son tan irreconciliables como la noche y el día. La voluntad de los enamorados es estéril: ni la presencia ni la ausencia del ser amado confieren alegría y vida, solo muerte y dolor.