IV. Gacela del amor que no se deja ver

Solamente por oír
la campana de la Vela
te puse una corona de verbena.

Granada era una luna
ahogada entre las yedras.

Solamente por oír
la campana de la Vela
desgarré mi jardín de Cartagena.

Granada era una corza
rosa por las veletas.

Solamente por oír
la campana de la Vela
me abrasaba en tu cuerpo
sin saber de quién era.

Tema

El amor del poeta por Granada, su ciudad, que haría lo posible no ya por verla, sino tan solo por escucharla.

Versos 4-5 y 9-10

Granada era una luna
ahogada entre las yedras.

Granada era una corza
rosa por las veletas.

Granada es la enamorada del poeta. Para el poeta, la quintaesencia de la ciudad es:

  • Vislumbrar la luna a través de la enredadera de un jardín (versos 4-5).
  • El viento ágil y rápido («una corza») que se levanta con el atardecer («rosa») (versos 9-10).

Versos 1-2, 6-7 y 11-12

Solamente por oír
la campana de la Vela

El poeta, sin embargo, no aspira a ver la ciudad, le basta con escuchar la campana de la Vela (versos 1-2, 6-7 y 11-12), que suena en una de las torres de la Alhambra, y que marca el paso del tiempo.

Verso 3, 8 y 13-14

te puse una corona de verbena.

desgarré mi jardín de Cartagena.

me abrasaba en tu cuerpo
sin saber de quién era.

Para ver a su amada, la ciudad, el poeta:

  • Verso 3: la adorna con flores de significados mágicos, la «corona de verbena» (la verbena es una flor que da nombre a la Verbena de San Juan, y a la que se atribuyen propiedades mágicas para lograr el amor deseado).
  • Verso 8: renuncia a sus recuerdos de niñez («jardín de Cartagena», frase que viene de una canción popular infantil).
  • Versos 13-14: se entrega sexualmente a un cuerpo anónimo.

Interpretación

Las ciudades también pueden ser amadas. Para ver Granada, su ciudad, el poeta sacrifica sus recuerdos de juventud, se entregaría sexualmente a desconocidos, o haría uso de flores mágicas para enamorarla.