Todas las tardes en Granada
todas las tardes se muere un niño.
Todas las tardes el agua se sienta
a conversar con sus amigos.
Los muertos llevan dos alas de musgo,
el viento nublado y el viento limpio
son dos faisanes que vuelan por las torres
y el día es un muchacho herido.
No quedaba en el aire ni una brizna de alondra
cuando yo te encontré por las grutas del vino.
No quedaba en la tierra ni una miga de nube
cuando te ahogabas por el río.
Un gigante de agua cayó sobre los montes
y el valle fue rodando con perros y con lirios.
Tu cuerpo con la sombra violeta de mis manos
era muerto en la orilla un arcángel de frío.
Tema
La muerte del inocente de mano de lo cotidiano.
Versos 1-4
Todas las tardes en Granada
todas las tardes se muere un niño.
Todas las tardes el agua se sienta
a conversar con sus amigos.
El agua es compañera de juego de los niños granadinos (3-4), pero ese mismo agua puede causar su muerte con harta frecuencia (1-2).
Versos 5-8
Los muertos llevan dos alas de musgo,
el viento nublado y el viento limpio
son dos faisanes que vuelan por las torres
y el día es un muchacho herido.
La muerte de un niño se asemeja a la muerte del día, al ocaso («el día es un muchacho herido»). En el crepúsculo, todos los niños ahogados en el río revolotean con «alas de musgo», en la podredumbre.
Versos 9-14
No quedaba en el aire ni una brizna de alondra
cuando yo te encontré por las grutas del vino.
No quedaba en la tierra ni una miga de nube
cuando te ahogabas por el río.
Un gigante de agua cayó sobre los montes
y el valle fue rodando con perros y con lirios.
Hay una lluvia torrencial («gigante de agua»), con su consiguiente crecida del río, que ha arrasado el valle sacrificando animales («perros») y plantas («lirios»).
El poeta descubre el cadáver de un niño ahogado durante algún momento del atardecer («por las grutas del vino»), cuando el cielo está ya despejado («limpio de nubes»).
Versos 15-16
Tu cuerpo con la sombra violeta de mis manos
era muerto en la orilla un arcángel de frío.
Cuando el poeta toma el cadáver del niño entre las manos, las sombras que estas producen hacen aparecer alas al muchacho, lo que lo convierte en un arcángel muerto («helado»).
Interpretación
Algo cotidiano, el agua, con la que juegan los niños de Granada todos los días, puede suponer su muerte cuando llueve torrencialmente. Lo cotidiano puede matar la inocencia.